viernes, 1 de agosto de 2014

Noche con encanto y descubriendo un restaurante...

Es bonito pasear por la ciudad en la que has nacido... Pararte a cenar a la orilla del río Guadalquivir y descubrir un nuevo rincón que a partir de ahora será un sitio imprescindible en mis visitas a Córdoba. Un paseo por el puente romano iluminado y por las estrechas calles de la judería cordobesa.... Fue el comienzo de una bonita noche que desemboco en una interesante cena. Estuvimos visitando la Taberna del río, un restaurante relativamente nuevo enclavado en la ribera de Córdoba, sitio que parece ser se ha convertido en el sitio de moda para la restauración cordobesa. He decidido hablar de este restaurante porque me ha encantado prácticamente todo... Lo primero la decoración del local me parece acertada al menos en su planta baja y en su maravillosa terraza en la que estuvimos cenando. Lo primero que nos gusto fue el trato del que parecía el meter o encargado del local, súper atento y siempre dispuesto en atendernos. Al subir las escaleras para acceder a la terraza pudimos ver que había gran afluencia por lo que estuvo bien reservar antes de ir, ya que era miércoles y la terraza estaba completa. Me encanta y me sorprende gratamente observar como un miércoles cualquiera en Córdoba hay que hacer una reserva para poder comer, cuando en un día así y además en el caluroso verano cordobés normalmente siempre sobra sitio. Así que eso ya me hizo pensar que nuestra velada iba a ser bastante acertada. Comenzamos con unas bien logradas y bien presentadas croquetas de rabo de toro.

Por fuera bien fritas y por dentro de una cremosidad agradable. Tengo que decir que quizá me faltara algo más de sabor al guiso, pero en general como ya he dicho antes bien logradas. 

Después seguimos por unas puntas de solomillo con una buena salsa gorgonzola. Bien cocinada la carne y buen sabor la salsa.
La continuación una carrillada de cerdo bien ejecutada y en boca muy agradable.


Debido al enorme tamaño de las raciones no pudimos probar el postre pero me consta que al menos la tarta de la abuela es una delicia. 
El camarero joven que nos atendió, aunque algo inexperto con muchas ganas de lograr su trabajo y de que los comensales quedarán satisfechos.

Así que en general tengo que realizar una valoración muy positiva de este lugar y por supuesto os recomiendo a todos visitéis para comprobar que la tradición y el buen hacer cordobés.. Se transforma en un halo de modernidad y buen servicio.


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